El sector inmobiliario se encuentra en una encrucijada de la que nadie, aparentemente, sabe cómo salir. Muchas son las dificultades y problemas derivados del pasado que afectan al presente y hacen que el futuro no sea muy halagüeño. Y las medidas y/o soluciones, continuadas y constantes en el tiempo, tendrán que ser de gran calado para que la recuperación del mercado en términos cuantitativos y cualitativos no se eternice.
Y ahí es donde aparece un concepto más que necesario para la situación que vivimos hoy en día: la coopetencia. Ésta, mencionada en la fantástica obra de Enrique Bueno «Estrategias en el mundo inmobiliario», podemos entenderla como «una actitud sincera e interesada de colaboración entre competidores directos para hacer más rentable y eficiente el producto-mercado que atienden». Por tanto, y teniendo en cuenta esta definición, nadie podrá negar que esta actitud debe existir entre todos los competidores aunque se muevan por sus propios intereses. Sólo en este clima de colaboración y sinergia entre los protagonistas del sector, las medidas que se propongan llegarán a buen puerto.
Si se piensa sólo en el beneficio a largo plazo y no se dan situaciones de competencia desleal (bajadas de precios adelantadas o injustificadas que no benefician a nadie) será posible. Así y, por supuesto, adaptándose a las necesidades de los clientes, ya que aún muchas empresas «venden» sus productos/servicios al mercado global y no se centran en el suyo y las necesidades que éste demanda.