Tras ocho semanas de confinamiento y el impacto del coronavirus COVID-19 reduciéndose a lo largo de todo el país, vamos volviendo a una nueva “normalidad”. Aunque la recomendación de teletrabajar siempre que sea posible continúa vigente, las sucesivas fases de desescalada previstas por el Gobierno harán que muchas empresas vayan retomando poco a poco su rutina. En las próximas semanas y meses cada vez más personas tendrán que volver a la oficina, y deberán hacerlo de forma segura para evitar posibles contagios.
Lograr esta seguridad en el trabajo será tarea de todos. Por muchas medidas que se establezcan la responsabilidad individual será indispensable, como lo ha sido durante el confinamiento. Y aunque todavía no está claramente definido cómo habrá que volver a la oficina, ciertos aspectos parecen obvios. Mantener el distanciamiento con los compañeros, evitar espacios reducidos, aumentar la higiene de manos, llevar mascarilla y guantes…
Los directivos de las grandes empresas llevan ya tiempo planificando cómo será esta vuelta al trabajo. Como es lógico, a raíz de las recomendaciones del Gobierno, no se podrá volver a la oficina en masa.
De este modo, trabajar desde casa seguirá siendo una realidad para muchos. Esto probablemente se combine con una asistencia por turnos a la oficina. Se evitaría así la coincidencia de muchas personas al mismo tiempo no ya solo en el centro de trabajo propiamente dicho, sino también en las zonas comunes de los grandes edificios de oficinas.
Siguiendo esta línea compartimos contigo algunas medidas que parecen claras para volver a la oficina de forma segura.
Como decíamos, uno de los factores a evitar será que todo el mundo vuelva a la vez al trabajo. Para ello lo más lógico es que las empresas establezcan turnos presenciales. Esta presencia en la oficina se combinaría con las personas que continúen teletrabajando. De este modo se buscaría maximizar el rendimiento y la productividad a pesar de que no todo el mundo esté físicamente en el centro de trabajo.
Dependiendo del tipo de oficina y del número de empleados, las empresas deberán valorar cómo reorganizar su espacio de trabajo para minimizar los riesgos. En este sentido no se trata tanto de iniciar obras en las oficinas, sino más bien de definir mejor los usos. Un ejemplo claro son zonas comunes como pequeñas cocinas o comedores. Es posible que las primeras deban permanecer cerradas durante un tiempo, y que se limite la capacidad de los segundos.
Aunque algunas empresas hayan anunciado esta medida, se trata de una solución que no convence a todos. Muchos directivos no ven claro cómo llegar a aplicarla, sobre todo en compañías con un número elevado de trabajadores. En el caso de las pequeñas empresas probablemente sea más sencillo de poner en práctica, por lo que no sería raro verlo a la entrada de algunas oficinas.
Aunque el tema de las mascarillas no ha dejado de variar en las últimas semanas, otra medida podría ser la de recomendar su uso en oficinas. Al menos en aquellas de espacio más reducido, o en momentos puntuales como reuniones. Del mismo modo, las empresas deberán hacer un esfuerzo para proveer guantes y geles, especialmente estos últimos para que los trabajadores puedan desinfectarse las manos a menudo.
El uso de los ascensores en edificios de oficinas es uno de los que más preocupa. Al tratarse de espacios muy reducidos será necesario plantear medidas como la reducción de su capacidad. Es posible también limitar el número de paradas del ascensor, de modo que no realice paradas intermedias para evitar que suban más personas.
Como ya se ha visto en las propias calles, hospitales, transporte público… las oficinas deberán aumentar sus medidas de limpieza y desinfección. En este sentido adoptar turnos ayudará a que entre los mismos se puedan aplicar estos procesos, de cara a que los trabajadores que lleguen tras otros lo hagan siempre a un espacio seguro.
Junto a todo lo comentado tampoco debemos olvidar cómo nos desplazaremos para llegar a la oficina. En este sentido, aunque las autoridades locales están haciendo lo posible para que el transporte público sea un medio seguro, de momento parece más recomendable utilizar coche propio o alternativas individuales, como la bicicleta o los patinetes eléctricos. Con la idea de minimizar los espacios cerrados compartidos, y con ello las posibilidades de contagio.